El sol mira para atrás
Delia Domínguez
En el cielo
el sol mira para atrás
porque tiene que llamar agua,
y tú conoces las señales
los sagrados olores de la tierra
y empiezas a lustrar tus botas
la escopeta del 16
que el abuelo colgó en el comedor
en ese otoño de su muerte.
Y en el morral huequeado por antiguos
reventones de pólvora,
hay un juego de naipes gastados
como esa risa que fuimos perdiendo
cuando nos vendaron los sueños
para que creciéramos
más tranquilos, más ciegos,
y no preguntáramos
por qué el sol miraba para atrás
desde el umbral sonoro de la lluvia,
o por qué los que amábamos
no volvieron jamás
para justificar su eternidad
a nuestro lado.
Y tú
y yo
tuvimos que ir guardando las sillas vacías
pasando llave
en el óxido de las chapas antiguas
pasándonos una costura en la boca
para quedarnos
con las palabras estrictamente necesarias
a nuestro sencillo amor.
El sol mira para atrás
porque tiene que llamar agua
y se ilumina la copa de los manzanos
y nos entra un frío por las rodillas
avisándonos la primera señal.
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